El 4 de enero de 1878 Gaudí aprobó el proyecto de reválida con el que finalizaron sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Poco más tarde el 15 de marzo se le otorgó el título de arquitecto. El examen de reválida, equivalente al actual proyecto de fin de carrera, consistió en el desarrollo de un Paraninfo universitario. Los profesores le otorgaron un “Aprobado por mayoría”, la más baja de las calificaciones. Puede haber influido en ello que el presidente del tribunal fue Elías Rogent, director de la Escuela y autor del por entonces flamante edificio de la Universidad de Barcelona donde funcionaba la Escuela de Arquitectura, que cuenta con un paraninfo concebido de forma bastante diferente al de Gaudí.
El magnífico proyecto combinaba dos hemiciclos enfrentados cubiertos con semicúpulas, composición sobre la que apoyaba un templete con aire neogriego que aportaba iluminación cenital. Se conservan 4 dibujos. Dos de ellos son secciones y otro un plano de detalle, todos acuarelados, mostrando la minuciosidad con la que el entonces estudiante de arquitectura desarrollaba sus proyectos. Hay además un dibujo de planta.
Los dibujos conservados del paraninfo proyectado por Gaudí para su reválida
Cargados de simbolismos, los planos dejan ver unas pinturas en las bóvedas-seguramente previstas al fresco- representando la entrada triunfal de un héroe a una ciudad clásica donde multitudes lo reciben como portador de las buenas noticias. Es ése precisamente el sentido que históricamente se dio al término “Paraninfo”: nombrar a los que preparan actos agradables y felices, portadores de buenas noticias. El dibujo representa con gran detalle las figuras, las vestimentas y el entorno.
Otra referencia clásica es el remate del templete que corona las semicúpulas, donde Gaudí situó grifos alados en dedicación a Apolo, dios de la música y la poesía. También se ven leyendas con nombres de grandes literatos, todo ello relacionado con el uso a que está destinado este espacio: actos académicos, colaciones de grados, etc.
Felizmente no es éste el único proyecto de estudiante de Gaudí que se conserva. Varios de estos extraordinarios dibujos sobreviven gracias a que le fueron solicitados por la Escuela de Arquitectura para una exposición de trabajos de ex alumnos y por fortuna nunca le fueron devueltos, lo que los salvó del incendio en la Sagrada Familia de 1936. La mayoría estuvieron perdidos hasta su casual hallazgo en la década de 1960 cuando la Escuela se trasladó a un nuevo edificio.
Así, en los archivos de la Cátedra Gaudí de la Universitat Politècnica de Catalunya y gracias a los esfuerzos de quien fue su director durante casi 40 años, Joan Bassegoda Nonell, pueden ser admirados también los proyectos de un patio para la Diputación, una fuente monumental para la Plaça de Catalunya en Barcelona, y un Embarcadero Real que en dos versiones presentó Gaudí en 1876 para optar al “Premio extraordinario”, aunque finalmente el jurado declaró desierta la convocatoria. Todos ellos tienen un notable nivel de desarrollo de los detalles y alta calidad de representación.
Otro muy interesante proyecto estudiantil de Gaudí es conocido solamente por una foto. Se trata de una puerta para un cementerio publicada en la biografía de 1928. Finalmente se tiene referencias escritas de otros trabajos de curso y algunos croquis sueltos que podrían atribuirse a alguno de ellos. Así sabemos que en el segundo curso proyectó un pabellón para la Centennial Exhibition de Filadelfia en el marco de una colaboración de la Escuela de Arquitectura con la delegación española a esa muestra. En el tercer curso el tema fue un Hospital General del que no se conserva material gráfico y hubo también un proyecto de un depósito de aguas que se construyó en el Parc de la Ciutadella, que le valió el aprobado en Resistencia de Materiales.
Proyecto de Embarcadero Real
Se sabe por diversos testimonios que Gaudí pasaba largas horas en la biblioteca de la Escuela de Arquitectura consultando textos y estudiando las colecciones de fotografías. Enriqueció además su formación asistiendo a clases en la Facultad de Letras. Allí siguió cursos de Estética, Historia de la Arquitectura, Teoría del Arte e Historia de la Filosofía.
Además de estos fundamentos teóricos, siendo estudiante comenzó a trabajar como colaborador con arquitectos e ingenieros en diversas obras, como el Parc de la Ciutadella, el Mercado del Born, el Monasterio de Montserrat, la Cooperativa Mataronesa y el proyecto de un tranvía. Estos variados trabajos le otorgaron un bagaje de conocimientos técnicos y del ejercicio profesional que le serían de gran utilidad en sus proyectos estudiantiles y en el desarrollo de su carrera.