La espectacular puerta del Dragón de la Finca Güell es una de las mejores piezas de forja diseñadas por Gaudí. Además de ser la entrada principal de la finca es parte esencial de un programa simbólico que materializa en arquitectura pasajes del poema “L’Atlàntida”, de Jacint Verdaguer.

El sacerdote y poeta, nacido el 17 de mayo de 1845, era el encargado de administrar las donaciones de Antonio López, suegro de Eusebi Güell, y durante unos años capellán en los barcos de su Compañía Transatlántica. Dentro de su labor poética homenajeó a su protector y mecenas equiparándolo a Hércules en los versos del poema épico L’Atlàntida, que obtuvo el premio extraordinario en los Jocs Florals de 1877.

La obra, basada en una historia mitológica, relaciona a Cristóbal Colón con las peripecias del héroe griego, quien castigado debió realizar doce trabajos colosales. Uno de ellos fue conseguir  las manzanas de oro, frutos de un árbol que crecía en el Jardín de las Hespérides y que otorgaban la inmortalidad. El árbol era custodiado por tres doncellas y el dragón Ladón.

Mediante un engaño Hércules consiguió llevarse los frutos y una rama del magnífico árbol, que se identifica con el naranjo, para los griegos exótico e inusual por permanecer verde todo el año y fructificar en invierno. Con esa rama creará un nuevo Jardín de las Hespérides. En tanto Ladón fue encadenado y convertido en la constelación del dragón como castigo por no haber sabido cumplir su misión, y las doncellas en un chopo, un sauce y un olmo.

Gaudí dio forma arquitectónica a esta historia cuando Güell le encargó unas obras en su finca de más de 20 hectáreas situada entre Les Corts y Sarrià, en  lo que entonces eran las afueras de Barcelona.1  Gaudí realizó diversas reformas en la casa, rediseñó el jardín y construyó fuentes, miradores, picadero y un muro de cierre con tres puertas. Son numerosas las referencias al poema L’Atlántida. Entre la frondosa vegetación hay varios ejemplares de chopos, sauces y olmos que simbolizan a las doncellas castigadas.

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El árbol de las Manzanas de oro de la Finca Güell
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La magnífica puerta principal de entrada está flanqueada por la portería y la caballeriza y picador, edificios cuya influencia oriental es propia de la primera etapa de Gaudí. Estas construcciones incorporan diversas técnicas combinadas: piedra, ladrillo a la vista, bóveda tabicada y tapia.

Destaca el espectacular portón de cinco metros de ancho, realizado el 1885 en el taller de Vallet y Piqué,2  que combina perfiles de hierro, planchas estampadas, mallas  y diversos elementos metálicos. La parte inferior es una retícula de perfiles dispuestos en diagonal unidos por cuadrados estampados con relieves representando rosas. Esta trama está cerrada por un travesaño inferior liso y uno superior que hace de soporte del dragón estampado con las mismas flores a modo de cenefa.

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La anatomía de éste la forman perfiles curvados cubiertos de láminas de hierro. El cuerpo se desarrolla sinuosamente hasta rematar en una cola enroscada, y las alas son de malla. La cabeza muestra su boca abierta con la dentadura afilada y con su lengua bífida extendida de forma amenazante. Igualmente son espectaculares sus patas con punzantes garras. La composición se completa con cadenas que recrean las que según el mito inmovilizan al animal. Las fotos antiguas permiten ver que sus ojos, hoy huecos, tuvieron cristales en el pasado.

Se dice que el monstruo atemorizaba a los transeúntes.3 También se repite con frecuencia que al abrir la puerta  el dragón movía su pata delantera mediante un mecanismo hoy fuera de funcionamiento. Se demostró que esto no era más que una leyenda basada en el hecho de que la puerta estuvo mucho tiempo sin mantenimiento y se habían aflojado las fijaciones de dicho miembro. Una vez ajustados los tornillos que lo sujetaban el movimiento cesó pero no así el relato que es sin duda atractivo.

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La forma del animal sigue aproximadamente la disposición de las estrellas de tres constelaciones del cielo boreal: la cabeza, el cuerpo y la lengua,  la del Dragón, la pata la de Hércules, y la cola sería la Osa Menor. Varias esferas con púas distribuidas en la composición representarían  estrellas, aunque no todas coinciden con la posición de los astros.4

El dragón está orientado exactamente al norte, donde se sitúan las constelaciones citadas. Se ha dicho que esto permite que en determinadas noches del año puedan ser vistas justo encima del dragón de hierro, aunque debe hacerse la reserva de que el dragón de la puerta tiene la cabeza hacia el este y la cola al oeste, de forma opuesta a la disposición de las constelaciones.

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El gran pilar de 10 metros que sostiene el portón es de piedra y ladrillos a la vista, coronado por naranjos representados en relieves en una gran pieza de piedra artificial, y por encima se sitúa el árbol de las Hespérides hecho de antimonio con sus ramas, hojas y frutos.  La composición incorpora una inicial “G” muy elaborada inscripta en otra pieza de piedra artificial de forma octogonal.

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Puerta para peatones de la Finca Güell

Una puerta para peatones situada a la izquierda es otra excelente muestra de la habilidad de Gaudí  para conseguir resultados impactantes a partir del uso de materiales económicos. En este caso compone con barras de hierro cuadradas, rectangulares y redondas una magnífica puerta cuyo tímpano dibuja la misma “G”, en este caso orientada hacia el interior. El marco es de los mismos materiales que el pilar, con un dintel revestido con piezas prefabricadas de mortero cuyos relieves vegetales reproducen plantas de algodón, posiblemente en homenaje a Joan Güell, padre de Eusebi, enriquecido en Cuba gracias a este cultivo.

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Postal antigua de la puerta del Dragón

Las otras dos puertas, al sur y al este, quedaron fuera del predio original cuando se trazó la nueva trama urbana que dividió la finca. La puerta Sur está conformada por dos cuerpos simétricos a cada lado de la entrada construidos con ladrillos a la vista  y coronados con azulejos de color blanco y verde. Su portón de hierro forjado se conserva en el jardín del Museo Gaudí del Park Güell. Esta puerta quedó rodeada por edificios de la Universidad.

La puerta Este fue demolida al construirse la Facultad de Farmacia en la década de 1950 y más tarde reconstruida en escala menor en frente del edificio, Es de  ladrillos y consta de un arco rebajado rematado por almenas entre dos pilares que terminan en pináculos. Las almenas y los pináculos están revestidos con cerámicas blancas y marrones.

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La puerta Sur en su estado actual y la reconstrucción de la puerta Este de la Finca Güell

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Güell y Gaudí dejaron otra referencia a la historia de L’Atlàntida en la medianera del Palacio Güell con una pintura mural de gran tamaño de Hércules camino del Jardín de las Hespérides, encargada a Aleix Clapés.  Esta imagen ya desaparecida era visible desde La Rambla.

Verdaguer y Gaudí  fueron miembros de las asociaciones de excursiones barcelonesas y compartieron diversas actividades como actos y visitas a monumentos.5 El arquitecto contaba en su biblioteca con ejemplares de “L’Atlàntida” y “El Canigó”, la otra obra cumbre de Verdaguer, y  valoraba mucho la capacidad literaria del escritor, como explicó en una ocasión al entonces joven Joan Matamala.6 

La puerta del dragón fue durante 40 años la entrada de la Cátedra Gaudí de la Universitat Politècnica de Catalunya, que tuvo como sede las antiguas caballerizas y el  picadero entre 1968 y 2008. Allí bajo la dirección del Dr. Joan Bassegoda Nonell se realizó un importante trabajo de catalogación, investigación y difusión de la obra de Gaudí.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1 Bassegoda Nonell, J. El jardín de las Hespérides, en Sarrià. La Vanguardia Española, 18 junio, 1978.

2 El correo catalán. Barcelona. 18 mayo, 1885. P. 2.

3 Ràfols, J. F. Gaudí. Ed. Canosa. Barcelona. 1929. P. 48

4 Bassegoda Nonell, J. El gran Gaudí. Editorial Ausa. Sabadell 1989. P. 272.

5 Ibid. Pp. 173-174.

6 Matamala, J. Antoni Gaudí. Mi itinerario con el arquitecto. Editorial Claret. Barcelona.2006.