“La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de felicidad”
El arquitecto, urbanista, pintor y escultor Le Corbusier, una de las principales figuras de las vanguardias del siglo XX, no ocultó su admiración por la obra de Gaudí, que conoció en su visita a Barcelona en mayo de 1928 para dictar unas conferencias. (1) Charles-Édouard Jeanneret, tal su verdadero nombre, nació un 6 de octubre en Suiza y se nacionalizó francés. En el prólogo de un libro dedicado a Gaudí de 1958 rememoró ese viaje y la impresión que le causó la contemplación de las Bodegas Güell de Garraf y las obras en Barcelona: “En el Paseo de Gracia, atraían mi atención grandes inmuebles; en el fondo, la Sagrada Familia… ¡el acontecimiento Gaudí hacía su aparición!”. (2)
Le Corbusier acostumbraba realizar dibujos en sus viajes. Un expresivo croquis de su visita a Barcelona (3) analiza la geometría de las escuelas de la Sagrada Familia, (4) que acompaña con un esquema constructivo de una estructura de bóvedas tabicadas. (5) Aplicará este sistema en obras como las casas Jaoul, aunque los tabicados serán usados allí como encofrado permanente de bóvedas de hormigón armado.
La imitación de la firma de Gaudí adjuntada demuestra que le fueron enseñados planos de sus obras, seguramente en una visita al taller donde se conservaron hasta su destrucción en 1936. Denotaba así su admiración: “Gaudí era un gran artista. Sólo aquellos que conmueven el corazón sensible de los hombres quedan y quedarán”.
Gaudí en cambio no tuvo una opinión tan favorable sobre los edificios de Le Corbusier y sus compañeros de las vanguardias arquitectónicas. De ellos dijo por ejemplo que “parecen un muelle de estación donde han descargado cajones” (6). Hay que remarcar que en esa época se forjaba la etapa más dogmática del funcionalismo y el racionalismo, corrientes vanguardistas que al influjo de las escuelas alemana y holandesa hacían prevalecer la funcionalidad y lo utilitario.
Pese a que era cofundador del “Purismo”, ligado a la estética de la máquina, y que su fama se cimentó en su papel de embajador de la “arquitectura moderna”, Le Corbusier siempre entendió la arquitectura como un arte donde la belleza y las emociones juegan un papel fundamental, abandonando poco a poco las posiciones rígidas para explorar las posibilidades expresivas de los materiales y abrazar una visión donde la libertad plástica ganó terreno.
Su famosa definición acuñada hacia 1920 de la casa como “máquina de habitar” incluye todos los factores en torno a la idea de habitar y no solo los espacios mínimos y las relaciones funcionales. “La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de felicidad” agregó ampliando ese concepto. Notablemente se aproximaba a lo que Gaudí había enunciado casi medio siglo antes en su escrito sobre “La casa pairal”: la casa debe ser el lugar donde se formen seres fuertes y sanos y dotados de entereza de carácter.
La referencia al maquinismo tenía relación además con su idea de producir industrialmente arquitectura de calidad, plasmada en su proyecto de “Maison Dom-Ino”, y perfeccionada en la “Maison Citrohan” de los años 1920 que supera los conceptos del funcionalismo radical otorgando a los ambientes una calidad espacial capaz de satisfacer no solamente las necesidades básicas, sino también las psicológicas y emocionales.
La Villa Savoye, de Le Corbusier. Exterior e interior. © Fundación Antonio Gaudí
A partir de mitad del siglo obras como la capilla de Ronchamp o los edificios de Chandigarh introdujeron de lleno la poética en el panorama de la arquitectura del “Estilo internacional”, curiosa expresión acuñada para denominar lo que pretendía ser la ausencia de estilo. (7) Se unió así a otros que no se dejaron llevar por modas como Wright o Aalto quienes pusieron en el centro de la arquitectura al ser humano y la naturaleza.
Pese a las grandes diferencias constructivas, expresivas, contextuales y filosóficas entre las obras de Le Corbusier y Gaudí hay una similar actitud de respeto hacia las necesidades del usuario de la arquitectura y una vocación de crear fusionando lo útil y lo bello. El arte es capaz de superar todas las diferencias ideológicas y las intenciones propagandísticas y lo que queda finalmente es la calidad que encarnan las obras de los grandes creadores.
No es casualidad entonces que hallemos coincidencias en algunos de sus dichos. La famosa expresión de Le Corbusier “La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz” (8) puede ser correspondida por el dicho de Gaudí “La arquitectura es el primer arte plástico. Toda su excelencia viene de la luz. La arquitectura es la ordenación de la luz.”
Cuando Le Corbusier explicaba que la arquitectura es mucho más que construcción expresando “Arquitectura es cosa de arte, un fenómeno de emociones, que queda fuera y más allá de las cuestiones constructivas. El propósito de la construcción es mantener las cosas juntas y el de la arquitectura es deleitarnos” (9) decía lo mismo que Gaudí: “¡Construir! ¡Construir Belleza! Buscar en la naturaleza la imagen del misterio y convertirla en arquitectura”.
(1) La Vanguardia. Barcelona. 15-5-1928. P. 10; 16-5-1928. Pp. 6,27 y 28; y 17-5-1928. P. 30.
(2) Prefacio. Gaudí. Gomis, Joaquim y Prats Vallès, Joan. Barcelona. Ed. R. M. 1958.
(3) Le Corbusier. Carnet de viaje C11. 1928.
(4) Aunque también podría tratarse del desaparecido taller de la Sagrada Familia, con igual sistema de cubierta pero con las paredes planas en lugar de onduladas como en las escuelas. http://jaumeprat.com/las-otras-pedreres-y-4-un-le-corbusier-posible/
(5) Por la forma y las dimensiones podría corresponder a la cooperativa de Gandesa o a la de Sant Cugat, ambas obras de César Martinell, o a la Masia Freixa de Terrassa, de Lluís Muncunill.
(6) Expresión de Gaudí hacia la “arquitectura moderna” tras la visita a una exhibición de los proyectos para el concurso del Teatro Municipal de Barcelona. Bergós Massó, Juan. Gaudí El Hombre y la Obra. Universidad Politécnica de Barcelona. 1974. P. 135.
(7) Russell-Hitchcock, Henry. The International Style: Architecture Since 1922. W. W. Norton & Co. New York. 1932.
(8) «L’architecture est le jeu savant, correct et magnifique des volumes assemblés sous la lumière». Le Corbusier. Vers une architecture. Les éditions G. Crès et cie. París. 1924. P. 16.
(9) «L’ARCHITECTURE est un fait d’art, un phénomène d’émotion, en dehors des questions de construction, au delà. La Construction, C’EST POUR FAIRE TENIR; l’Architecture, C’EST POUR ÉMOUVOIR». Ibíd. P. 9.
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